“¿Ya lloró la Virgen?” Es una frase que desde niño he escuchado y dicho cada viernes de Dolores. La tradición del Altar de Dolores, o altar a la virgen de los Dolores, y ese recorrido en busca de las casas que lo montan, para preguntar “¿Ya lloro la virgen?” para recibir una paleta o un vaso de agua fresca, es algo a lo que le tengo un cariño invaluable.
Al igual que otras tradiciones religiosas, los significados guardados en los pequeños detalles y elementos del altar, nos brindan información acerca de la tradición misma. En el altar predominan dos colores: el morado, que representa el luto y la penitencia de la Virgen María; y el blanco, símbolo de su pureza, al igual que se llena papel picado del mismo color, veladoras y macetas con germinados de trigo o chía, que simbolizan la vida nueva y esperanza y el agua de frutas o nieve, que significan las lagrimas que derramó la virgen por la pasión de cristo.
Qué linda es Dolores en Cuévano
Con cada visita que hago a la ciudad de Guanajuato Capital, o como la llamó Jorge Ibargüengoitia en sus libros: Cuévano, me maravilla la cantidad de imágenes de la virgen de los Dolores, que encuentro durante mis recorridos de la misma. Aparecen en nichos, fachadas, esquinas o en altar principal del mercado Hidalgo, como una presencia silenciosa pero constante. Me parece interesante el punto anterior ya que son muchas más que otras representaciones religiosas que he llegado a observar en la ciudad en cada una de mis visitas y eso me lleva a pensar en la profunda devoción popular que en esta figura mariana ha sembrado en el corazón de la ciudad y región.



Cada Viernes de Dolores, en Cuévano, se celebra el Día de las Flores, una tradición que al igual que otras tradiciones en el país, combina lo religioso con lo festivo, lo intimo con lo colectivo. Ese día, el centro histórico, se transforma: las calles y fachadas se adornan con flores y papel picado. Las familias o comercios, montan altares en honor a la virgen, decorados con elementos simbólicos típicos que se mencionan al inicio.
Durante la tarde y noche, se realizan procesiones y pequeños desfiles donde se llevan en andas imágenes de la Virgen, bellamente adornada con flores naturales. En este día es común observar familias y turistas visitando el centro histórico en específico el jardín de la unión donde se montan comercios vendiendo flores, u algunos altares donde te regalen un vaso de agua o una paleta como en representación de las lagrimas de la virgen de los Dolores
El Día de las Flores, con el paso de los años, ha dejado de ser solo un homenaje a la virgen de los Dolores, ahora también es una celebración donde se mezcla, historia, arte, religiosidad popular y sentido comunitario.
Dolores
La tradición heredada por mi abuela materna de montar un altar a la Virgen de los Dolores y regalar agua de horchata con fresas a todo aquel que llegue tocando la puerta y pregunte: “¿Ya lloro la virgen?”, es algo que ha marcado profundamente mi vida.
Aunque no me considero religioso en su máxima expresión, esta costumbre siempre me ha llenado de emoción, por todo lo que implica: desde la preparación del altar, el cuidado y elección de las flores, hasta la elaboración del agua fresca, todo hecho con esmero y cariño, acompañando y ayudando a mi madre.
Es un proceso que, más allá del aspecto devocional, se convierte en un acto de comunidad, de encuentro y memoria. Montar el altar no es solo decorar un rincón de la casa; es honrar una costumbre que ha pasado de generación en generación, que nos invita a detenernos, a mirar con otros ojos y recordar aquellos conceptos que van más allá de la fe, pero derivan de la misma, como la hospitalidad y comunidad.
Pero la pregunta aquí, para el lector es:
Tons, ¿Ya lloró la virgen?