Hace tiempo me di cuenta de que no sé nada sobre Paracho.
Todos conocemos los mitos sobre su origen, pero ninguna de esas historias realmente satisfacen nuestra curiosidad, que si somos indios tecos que se mudaron desde El Paracho allá por el lago de Chapala, que si Fray Francisco de Castro nos consiguió estas tierras pidiendolas a Aranza, Ahuiran, Quinceo y Pomacuarán, que si fue el Santo Entierro que decidió que nos quedaramos aquí al incendiarse el Paracho Viejo… En fin, no sabemos cuál es la realidad, y yo, al no ser una autoridad en historia o un investigador serio, no creo ser quien les de a ustedes la versión correcta, pero voy a intentar hacerlo conforme a lo que a través de cuestionar a historiadores, músicos, investigadores y tras revisar varios documentos, he aprendido.
Todo empieza con la duda
En el 1860 fue presentado un documento A la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística por el Sr. Dr. D. José Guadalupe Romero, en el cual se reunieron datos diversos acerca de los pueblos michoacanos, el libro titulado Noticias para formar la historia y la estadística del obispado de Michoacán, nos muestra pues esta información sobre Paracho:
Pueblo situado en la sierra de Pátzcuaro a los 2° 45' de longitud y 19° 29' 0'' de latitud del meridiano de México. Existía ya en tiempo de la conquista; su nombre en idioma Tarasco significa Ropa vieja según unos, o según otros Ofrenda, conforme a la palabra de donde lo derivan. En el año de 1534 fueron bautizados los indios de esta serranía por los religiosos franciscanos Fr. Martín de la Coruña y Fr. Francisco de Lisboa.
Sr. Dr. D. José Guadalupe Romero
Paracho estaba ya en su ubicación actual para la época en que los españoles establecieron la colonia, lo que descarta la idea de que Paracho se formó por causa de Nuño de Guzman quien ahuyentara a los tecos de su territorio. También nos damos cuenta, gracias a algunos textos, de que el nombre de Paracho parece tener un origen p’urhépecha/tarasco.
19. Parácho, San Pedro, (ó Paráche, ropa bieja; (*) El B. D. Manuel de la Torre Lloreda, honor de este partido. aunque créo viene de Parándi, ofrenda),
Análisis Estadístico de la Provincia de Mechuacan 1822 Juan José de Lejarza
Paracho. Paratsi-o, lugar de mantas hechas a mano, de lengua tarasca: la final de lugar o, y la radical parahtsi, manta o pieza de vestido.
Nomenclatura Geográfica de México, 1897, Dr. Antonio Peñafiel
Volvemos sobre nuestros pasos
“hagamos señores y caciques por los pueblos, que placerá a los dioses que sosiegue la gente”. Y fueron por todos los pueblos y hicieron caciques,
y los isleños tomaron una parte en la tierra caliente y los chichi-
mecas otra parte a la man[o] derecha, en Xénguaro, Cherani, Cumachen; y así sosegaron todos. Y se hizo un reino. Conquistaron así mesmo a Ta-
cánbaro, Hurapan, Parochu, Charu, Hetóquaro, Curupu hucazio.
Otro dato más que nos da a entender que, efectivamente, Paracho estaba ya establecido a la llegada de los españoles, conquistado en algún momento por Tangánxoan y después pasara a ser parte del reino tarasco.
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Avanzando un poco en la historia del pueblo nos toparemos con lapsos en blanco, con poca o nula información durante décadas. Pensemos entonces, ¿por qué seguimos pensando que no pertenecemos a este territorio? ¿por qué aún tenemos esa idea en la cabeza de que no somos p’urhépecha? Hay muchos factores que han contribuido a través de los años para que los parachenses adoptemos esa manera de pensar, la misma perdida de identidad nos ha llevado a dejar de lado la comunalidad y buscar solamente el beneficio individual, nos ha hecho sentirnos ajenos a nuestro propio entorno, y aún peor, auto excluirnos de nuestra cultura.
Un camino complicado
Hay algo que suena muy seguido en Paracho, la frase esa de Nadie es profeta en su propia tierra. Al parecer, aquí se lo toman tan en serio que te orillan a cumplirlo.
Existe la creencia popular de que lo extranjero es mejor, lo vemos desde la gente que busca siempre ropa americana, el laudero que busca maderas importadas, aquellos que prefieren escuchar la música sinaloense en lugar de la michoacana, los que buscan siempre los anglicismos en lugar de su equivalente regional, en fin, la cultura pop que nos muestran el cine y la televisión han arrasado con lo que nos identificaba como miembros de la sociedad p’urhépecha. Ya no se ve a las mujeres usando naguas y rebozo como antes ni a los hombres con sombrero y huaraches, de hecho, es muy probable que muy poca gente sepa cual era el atuendo tradicional en Paracho, sería mucho pedir que se siguiera utilizando. Ya no hay quien hable nuestra lengua materna y más feo aún, abundan los que niegan su origen, los que proclaman que su acta de nacimiento dice que nacieron en Uruapan, Morelia o Zamora y desprecian el terruño.
Entonces no es algo sorprendente encontrarnos con que no sabemos de donde venimos y por lo mismo, no podemos quejarnos de no saber a donde vamos.