Fundación y Significado Ancestral
Erongarícuaro, cuyo nombre deriva del purépecha Erongarhikuarhu (lugar de espera), fue fundado aproximadamente en 1324 por el líder Curátame, en pleno corazón del Imperio Tarasco. Su posición estratégica a orillas del Lago de Pátzcuaro le otorgó un papel crucial como puerto para el imperio, alcanzando su apogeo hacia 1440, cuando fungía como un importante enlace comercial y cultural.
Con la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI, Erongarícuaro comenzó a transformarse bajo el dominio europeo. En 1540, el pueblo quedó asignado a la encomienda de Juan Infante, y pronto se convirtió en un centro importante para la colonización y la evangelización de la región. En 1567, los franciscanos iniciaron la construcción del templo y convento de Nuestra Señora de la Asunción, una edificación que, después de años de trabajo, se consolidó como uno de los monumentos religiosos más significativos de la zona.
La Cruz Atrial y el Misterio del Espejo de Obsidiana
La cruz atrial de Erongarícuaro es, sin duda, uno de sus elementos más intrigantes. Aunque no hay documentación oficial que atribuya el diseño de esta cruz al surrealista André Breton, es evidente que su influencia dejó una huella indeleble en la tradición local. La cruz, con su estética única y detalles que evocan un simbolismo profundo, es reconocida como una pieza que mezcla influencias prehispánicas y coloniales de manera única.
Cuenta la tradición oral que la cruz original albergaba en su centro un espejo de obsidiana, un detalle que escandalizó a las autoridades religiosas de la época y que, eventualmente, llevó a su destrucción durante la Guerra Cristera en los años 1920. Para los purépechas, la obsidiana era un material sagrado que representaba el vínculo con sus dioses, por lo que su inclusión en un símbolo cristiano era un claro sincretismo cultural que desafiaba los ideales religiosos de la época.
Un Refugio para el Arte Surrealista
Erongarícuaro adquirió fama internacional en la década de 1940, cuando el pintor surrealista Gordon Onslow Ford compró un antiguo molino en el pueblo. La propiedad de Onslow Ford pronto se transformó en un refugio para artistas e intelectuales, quienes, atraídos por la tranquilidad y el misticismo de este rincón michoacano, hicieron de él un espacio de creatividad y experimentación artística.
Entre los visitantes ilustres de Onslow Ford estaban Remedios Varo y Leonora Carrington, figuras prominentes del surrealismo que encontraron en Erongarícuaro un lugar perfecto para inspirarse y desarrollar sus obras. Las reuniones en el molino eran célebres; en ellas, se compartían ideas, se exploraban conceptos y se celebraba el arte en su estado más puro y libre. La magia de Erongarícuaro, con sus atardeceres dorados y sus leyendas ancestrales, se convirtió en un componente esencial de las creaciones de estos artistas.
Transformación y Modernidad: De Comunidad Indígena a Municipio
A pesar de su relevancia histórica y artística, fue hasta 1831 cuando Erongarícuaro obtuvo el estatus de municipio, consolidando su autonomía dentro del estado de Michoacán. A lo largo de los siglos, este pueblo ha sabido mantener su identidad purépecha y su esencia mística, resistiendo las transformaciones políticas y sociales que han marcado a México.
Hoy, Erongarícuaro sigue siendo un destino atractivo para quienes buscan inspiración en la naturaleza, la historia y el arte. Con cada visita, el pueblo parece revelar nuevos secretos, desde la enigmática cruz atrial hasta sus paisajes encantadores y su gente hospitalaria. Es un lugar donde el tiempo parece detenerse, invitando a quienes llegan a descubrir en sus calles, sus templos y su lago, un universo único donde la historia y el arte se encuentran en cada rincón.