Habráse de inventar palabra cierta,
que abarque lo que en los ojos se contiene,
pues si el mirar parece que sostiene,
hace más: abre el alma y la despierta.
En ellos, mundo entero se derrama,
amor y odio, soledad y flama
espejo fiel de toda humanidad,
faro en la niebla o fuego que nos llama.
¿Qué hacen los ojos, pues, que no es mirada?
Son puerto, donde el alma halla su guía,
y libro, donde vive escrita la jornada.
Son llave de la vida y su sentido,
un mar profundo en calma o agonía,
que revela el ser y su latido.