A veces te recuerdo,
como un susurro,
tu voz fluyendo,
tus labios temblando apenas.
Tus ojos,
un asombro quieto,
hilvanan las palabras
en el aire.
Tus manos,
ráfagas leves,
esculpen el espacio
con sombra y luz.
Tu cabello,
como río en desborde,
se enreda sigiloso.
Tus pies, incansables,
buscan siempre un horizonte.
A veces te recuerdo,
y en mí algo despierta,
una chispa, una hoguera,
un incendio.