Las letanías tienen su origen en los primeros siglos de la cristiandad. Son una forma de oración que consiste en una serie de peticiones y súplicas que se rezan en procesiones y servicios religiosos. Las letanías se caracterizan por ser un diálogo entre los sacerdotes y los fieles. El sacerdote reza una oración y los fieles responden con una súplica o petición.
Quienes han asistido a distintos tipos de ceremonias religiosas quizá hayan escuchado alguna de estas letanías, como la Lauretana, donde en una parte de la misma se enumeran prerrogativas de la Virgen María representadas por imágenes como Espejo de Justicia, Arca de la Alianza, etc.
Este sábado mientras estaba descansando en la Huatapera de Santa Clara del Cobre por alguna razón recordaba esta letanía y pensé ¿y si se adaptara a algo más nuestro? ¿y si esta oración fuese más local? Ya no pensada desde una perspectiva católica pero si utilizando la estructura que popularizaron.
Bueno, presento aquí esta versión.
I. Invocaciones Iniciales
Padre, concédenos tu guía.
Madre, concédenos tu consejo.
Padre, infúndenos comprensión.
Madre, óyenos con tu visión.
Madre, enséñanos el camino.
II. Invocación al Creador de la Tierra
Padre, guardián de la tierra, de los volcanes y de los ríos,
concédenos la sabiduría para encontrar el sendero.
III. Misterios Sagrados de la Vida
Madre, portadora de la semilla sagrada,
Espíritu del agua y del fuego,
Sagrada unión de la tierra y del cielo.
IV. Invocación a Naandi Kuerajperi
(a quien también llamamos, en su faceta de “Madre del telar”, Ireri)
Naandi Kuerajperi,
habla por nosotros.
Madre del maíz sagrado,
Madre de la tierra fértil,
Madre de la semilla de la vida,
Madre del fuego sagrado,
Madre de la obsidiana,
Madre del trabajo honrado,
Madre del respeto ancestral,
Ireri del telar,
Luz de los volcanes,
Resplandor de los ríos,
Esencia de los lagos,
Aliento de los bosques,
Sustento del maíz,
Fuerza del fuego,
Sabiduría de la madera,
Claridad del agua,
Beso de la lluvia,
Guía en el trabajo,
Consejo en la tradición,
Visión en la semilla,
Llama de la inspiración,
Refugio en la tierra,
Hoguera de la sabiduría,
Semilla de nuestra abundancia,
Altar de la sabiduría ancestral,
Manantial de dignidad,
Flor de la tradición,
Pilar de nuestras raíces,
Canto de nuestros ancestros,
Puerta al horizonte,
Lucero del amanecer en la sierra,
Remedio de la tierra que nos sana,
Cobijo de los olvidados en la comunidad,
Consuelo de los caminantes,
Apoyo de quienes siembran con el corazón,
Guía de las almas de nuestros abuelos,
Custodia de la memoria de nuestros pueblos,
Maestra de la sabiduría antigua,
Consejera de los guardianes del saber,
Sostén de los laboriosos de la tierra,
Protectora de las hierbas sagradas,
Luz que une a la comunidad,
Esperanza en tiempos de incertidumbre,
Iniciadora de la renovación,
Portadora de la paz en el espíritu colectivo.
V. El Maíz Sagrado
(eco del “Cordero de Dios”, ahora símbolo del maíz, núcleo de la vida)
Maíz sagrado, que siembras vida en nuestros caminos,
guíanos, Padre.
Maíz sagrado, que haces brotar nuestro espíritu,
escúchanos, Padre.
Maíz sagrado, que abres la senda del trabajo y del respeto,
concédenos tu visión.
VI. Petición Final a Naandi Kuerajperi
Ruega por nosotros, Naandi Kuerajperi,
para que seamos dignos de la sabiduría y la abundancia de la tierra.
VII. Oración
Padre, escúchanos.
Madre, guíanos.
Padre, ilumínanos.
Madre, acompáñanos.
Padre Sol, fuerza del cielo,
guíanos en nuestro andar.
Madre Luna, guardiana de la noche,
muéstranos el camino.
Espíritu del Fuego, que purifica y transforma,
haznos fuertes.
Viento que lleva la palabra,
danos visión.
Agua que da vida a los pueblos,
refresca nuestro corazón.
Tierra fértil que nos sostiene,
enséñanos el respeto.
Montañas sagradas, testigos del tiempo,
dennos sabiduría.
Ríos que cruzan los valles,
llévennos con su fluir.
Lagos donde duerme el cielo,
reflejen en nosotros la verdad.
Bosques donde habita el espíritu,
dennos su aliento.
Maíz, alimento sagrado,
nutre nuestro ser.
Fuego del fogón,
caliéntanos con su llama.
Lluvia que besa la tierra,
haz crecer nuestra esperanza.
Madera que nos da hogar,
haznos raíces firmes.
Trabajo de nuestras manos,
enséñanos la constancia.
Palabra que une a los pueblos,
haznos justos y sinceros.
Madre que miras desde la noche,
cubre nuestro sueño con tu manto.
Padre que enciendes cada aurora,
despiértanos con tu luz.
Que el fuego de la vida no se apague en nosotros.
Que el río del conocimiento nunca deje de fluir.
Que la lluvia de la comprensión riegue nuestro espíritu.
Ruega por nosotros, Madre Luna.
Guíanos, Padre Sol.
Para que caminemos con respeto y sabiduría.
Padre del día y Madre de la noche,
concédannos la fuerza del maíz,
la claridad del agua,
la resistencia de la montaña,
la calidez del fuego
y la humildad de la tierra.
Que nuestro andar sea digno de nuestros ancestros,
que nuestra palabra sea firme y verdadera,
y que nuestro corazón nunca olvide
que somos hijos del sol y la luna,
hijos del agua y la tierra,
hijos del trabajo y la comunidad.
Ka Isïstia