No sé si llamarle ausencia,
cuando en cada rincón de esta casa
andas dejando tu sombra prendida.
El aire se llena de tus pasos,
aunque no los escuche;
y las paredes murmuran tu nombre,
sin que yo se los pregunte.
No estás lejos.
No hay distancia entre el recuerdo
y el peso de tu risa,
que se queda aquí,
como si hubiera hecho nido.
Tu voz no se apaga,
sigue rondando entre los días,
mezclándose con mi propio pensamiento,
como si fueras el hilo que sostiene mi silencio.
No sé si esto sea ausencia.
¿Cómo llamarle falta
a quien nunca se va del todo?
¿Cómo sentir vacío
cuando tu presencia se instala
como una luz tenue,
que no busca alumbrar,
pero tampoco deja de estar?
Tú, que no estás,
pero siempre eres.
Diario partes
y al mismo tiempo te quedas.
No, no es ausencia.
Es otra forma de estar,
una que no conoce fronteras
ni cuerpos, ni tiempo,
somos, porque nos tenemos.
Únete
¿Te gustó este texto?
Suscríbete para recibir novedades
Thank you for subscribing to the newsletter.
Oops. Something went wrong. Please try again later.